Por los equipos de marketing y negocio de Abast
En un entorno cada vez más digital, incierto y competitivo, las organizaciones se enfrentan a un mismo reto: ¿cómo garantizar que el negocio siga funcionando cuando ocurre lo inesperado?
Un ciberataque, una caída de sistemas críticos, un fallo en la cadena de suministro o incluso una crisis reputacional pueden poner en jaque la continuidad de una empresa. Según diferentes estudios, más del 70% de las organizaciones han sufrido interrupciones graves en los últimos dos años, y los costes medios de una hora de inactividad pueden alcanzar cifras millonarias.
La diferencia entre recuperarse rápidamente o sufrir un impacto prolongado suele estar en un mismo concepto: la resiliencia empresarial.
¿Qué significa ser una empresa resiliente?
La resiliencia empresarial no consiste únicamente en tener un plan de contingencia guardado en un cajón. Se trata de la capacidad de una organización para anticipar, resistir, adaptarse y recuperarse frente a cualquier interrupción, manteniendo tanto la operativa como la confianza de clientes, socios e inversores.
Podemos entenderla a través de distintas dimensiones:
- Resiliencia tecnológica: garantizar la continuidad de los sistemas de TI, contar con planes de recuperación ante desastres y disponer de arquitecturas redundantes.
- Resiliencia organizacional: preparar a los equipos y procesos internos para responder con rapidez y coordinación en caso de crisis.
- Resiliencia operacional: identificar riesgos en la cadena de suministro, dependencias externas o procesos críticos que puedan afectar al negocio.
- Resiliencia normativa y reputacional: cumplir con marcos regulatorios (RGPD, ENS, ISO 27001, DORA, etc.) y proteger la imagen de la empresa frente a clientes y stakeholders.
En definitiva, una empresa resiliente es aquella que logra mantener su actividad, minimizar los daños y aprender de cada crisis para salir reforzada.
El reto al que se enfrentan las organizaciones
Muchas compañías reconocen la importancia de la resiliencia, pero en la práctica se encuentran con obstáculos comunes.
Algunos de ellos comprenden procesos dispersos y poco coordinados entre los diferentes departamentos o la gestión manual de riesgos, controles y planes, que a menudo se realizan con hojas de cálculo poco eficientes.
También la falta de visibilidad global sobre la situación real de la organización que por lo general viene acompañada de una escasa cultura de prevención, lo que conduce a respuestas reactivas y tardías.
El resultado es que, cuando ocurre una interrupción, la reacción suele ser lenta y con mayor impacto del necesario.
Ejemplos de resiliencia (o falta de ella)
- Una empresa que sufre un ataque de ransomware puede tardar semanas en recuperar la operativa si no dispone de copias de seguridad verificadas o planes de recuperación probados. En cambio, otra con un enfoque resiliente puede restaurar servicios en cuestión de horas y mantener la confianza de sus clientes.
- Un corte en la cadena de suministro puede paralizar la producción de una compañía. Aquellas que han identificado previamente este riesgo y definido proveedores alternativos o planes de contingencia pueden seguir operando sin interrupciones significativas.
Estos ejemplos muestran que la resiliencia no elimina los riesgos, pero sí permite gestionarlos de forma proactiva y minimizar sus consecuencias.
La tecnología como motor de resiliencia
Hoy en día, la tecnología es clave para transformar la resiliencia empresarial en un proceso eficiente, trazable y medible. Es esencial contar con plataformas especializadas que permitan:
- Centralizar la gestión de riesgos, cumplimiento, continuidad y seguridad en un único entorno.
- Automatizar procesos que antes se llevaban de forma manual y dispersa.
- Obtener visibilidad en tiempo real de la situación global de la organización.
- Facilitar auditorías y reporting frente a la dirección y a entes reguladores.
De esta forma, las empresas no solo reaccionan más rápido, sino que también convierten la resiliencia en un activo estratégico que genera confianza y ventaja competitiva.
Cómo Abast ofrece resiliencia digital de extremo a extremo
En Abast entendemos la resiliencia como un modelo integral, que combina estrategia, protección, infraestructura robusta, servicios gestionados y observabilidad continua. Para garantizar que las empresas puedan anticiparse, protegerse y recuperarse, nuestra propuesta cubre todo el ciclo de resiliencia —desde la prevención hasta la recuperación— basada en soluciones líderes del mercado y servicios propios gestionados.
- Gobierno, estrategia y cumplimiento
- Consultoría GRC (Gobernanza, Riesgo y Cumplimiento) para definir el marco estratégico de resiliencia y seguridad.
- Planes Directores de Seguridad y Continuidad: definición de políticas, roles, RTO/RPO y priorización de servicios críticos.
- Alineamiento normativo con ENS, ISO 27001, ISO 22301, RGPD y normativa sectorial (NIS2, DORA, etc.).
- Oficina Técnica de Seguridad (OTS) como servicio de gobierno recurrente para garantizar la mejora continua.
- Gestión de riesgos y cumplimiento con GlobalSuite Solutions, plataforma que permite automatizar procesos de auditoría, seguimiento de controles y gestión integral de riesgos y normativa.
- Protección y prevención (ciberresiliencia)
- Protección avanzada de endpoints y servidores mediante EDR/XDR, con soluciones como CrowdStrike Falcon y Kaspersky Next XDR
- Seguridad de red y perímetro mediante firewalls de nueva generación, VPN, segmentación con tecnología Fortinet y Palo Alto.
- Seguridad de correo y navegación segura con herramientas de protección frente a phishing, malware y fuga de datos.
- Cifrado, DLP y control de acceso basado en Zero Trust (PAM con Fortinet FortiPAM y de forma reactiva con Soffid, RSA y HPE Aruba).
- Seguridad en entornos cloud híbridos y arquitecturas SASE/SD-WAN.
- Detección y respuesta gestionada
- SOC 24×7 gestionado por ABAST, basado en tecnologías SIEM/SOAR como CrowdStrike Falcon Next-Gen SIEM.
- Threat hunting y correlación de eventos de seguridad, con retención de evidencias para forense digital.
- Respuesta a incidentes coordinada desde la Oficina Técnica de Seguridad, con contención, análisis y remediación.
- Recuperación y continuidad operativa
- Backup y replicación con Veeam, tecnología principal integrada por ABAST para entornos físicos, virtuales y cloud.
- Soluciones de almacenamiento secundario con HPE o Dell para protección completa del dato.
- Copias inmutables y recuperación rápida ante ransomware con Veeam + ObjectFirst o HPE Zerto, y continuidad del puesto de trabajo.
- Infraestructura resiliente e híbrida
- Plataformas hiperconvergentes (HCI) con Nutanix, HPE SimpliVity o Dell VxRail.
- Virtualización y clustering de alta disponibilidad, con VMware vSphere.
- Soluciones de almacenamiento primario y secundario de alto rendimiento, mediante tecnologías HPE Alletra, Dell PowerStore, NetApp, Commvault, etc.
- Arquitecturas híbridas y multicloud, combinando plataformas on-premise con los hiperescalares más extendidos del mercado.
- Observabilidad, monitorización y mejora continua
- Observabilidad unificada de infraestructuras, aplicaciones y experiencia digital, con soluciones como Dynatrace, de la que Abast es partner avanzado.
- Monitorización de sistemas críticos, redes y servicios IT, con integración de alertas y métricas de disponibilidad.
- Gestión de SLO/SLA y análisis predictivo mediante AIOps, para anticipar fallos y acelerar la recuperación.
- Automatización de respuestas y autorremediación, integrando herramientas de ITSM y operaciones.
Gracias a este enfoque integral, las organizaciones no solo reaccionan más rápido ante incidentes, sino que convierten la resiliencia en un activo estratégico que genera confianza y ventaja competitiva.
En Abast, trabajamos para que cada capa esté alineada, desde la estrategia y el cumplimiento, hasta la recuperación y la operación diaria, proporcionando resiliencia digital de extremo a extremo.




